En San Jerónimo, la pasión por los animales se transformó en un proyecto reconocido a nivel nacional. Nazareno Maldonado, herrero de profesión, dedica gran parte de su tiempo libre a la cría de gallinas de raza, una actividad que comenzó en 2015 con ejemplares criollos y que, con esfuerzo y dedicación, lo llevó a ganar importantes premios en exposiciones de todo el país.
Según relató sus primeros pasos se dieron casi como un pasatiempo, al adquirir una raza sueca que despertó su interés por mejorar la genética de las aves. Con el paso de los años, ese entusiasmo lo llevó a perfeccionarse y a competir en certámenes especializados. Entre sus logros más recientes, Maldonado obtuvo títulos destacados en la Exposición Nacional y en competencias de Chivilcoy y Rafaela, donde sus ejemplares fueron reconocidos como campeones en distintas categorías, incluyendo las razas Fénix, Orpington y Cochinchina.
El criador explicó que el cuidado de estas aves requiere de un compromiso diario, desde el control del plumaje hasta las vacunaciones correspondientes. Cada animal vive en galpones acondicionados con viruta blanca y, antes de las exposiciones, se los prepara con un meticuloso proceso de higiene para cumplir con los estándares exigidos.
Actualmente mantiene un plantel reducido de entre nueve y diez gallinas reproductoras, con las que logra cerca de 40 crías en la temporada. Aunque reconoce que el mercado de compraventa de estas aves es limitado debido a su alto valor, asegura que entre criadores y entendidos existe un circuito que sostiene la actividad.
Maldonado combina su oficio de herrero con la cría de gallinas, a las que considera un “cable a tierra” frente a las largas jornadas laborales. “No lo tomo como un trabajo, sino como un descanso. Me siento a tomar mate y a mirar las gallinas”, confesó.
De cara al futuro, ya piensa en la próxima temporada de cría para poder participar en las exposiciones del año que viene, convencido de que su esfuerzo y dedicación seguirán dando frutos.